Literatura
Tras Montevideo, me vi en la necesidad de seguir leyendo a Vila-Matas. Compré Bartebly y compañía sobre la no-escritura y el porqué de la importancia de la literatura.

Mientras tanto leía la Íliada, que me enganchó por encima de lo anticipado. Me resultó estar leyendo una historia de cómics de Marvel, en la que existían héroes que todo lo podían y elementos sobre naturales que funcionaban ajenos y afectando constantemente los actos, los Dioses. Lo disfruté mucho, para mi pesar descubrí que no le seguía inmediatamente la Odisea, sino que la Íliada era el segundo de ocho poemas, siendo la Odisea el séptimo.

Continué los viajes y los diarios hasta terminar ambos. Pasé por Liverpool, Malmö (con parada en Copenhague), y de vuelta a Kigali. Entre ambos consideré las ciudades de Elche y Madrid como nodos para los relatos, quedando ambas en el centro.
Cuando llegué a Copenhague, me di cuenta que la obra que ilustraba la portada de Montevideo, Cuatro habitaciones de Vilhelm Hammershøi, consideré que tenía una tarea. No pude llegar al mismo cuadro, pero sí pude ver distintas de sus obras, y decidí dejar junto a uno de sus cuadros de puertas el tomo que tenía repetido (el que no estaba firmado) de Montevideo de Vila-Matas. En mi cabeza era una ofrenda literaria necesaria, para que inspirara el resto de mi viaje.