La Tierra
La lluvia ha sido la protagonista de este mes. No sólo es el marzo más lluvioso de las últimas décadas. En Elche se han registrado 160.4 mm con un máximo diario 57.4 mm. El contexto climático de la ciudad es que al año caigan alrededor de 300mm. Ha sido tal la necesidad de hacerse notar este mes en lo pluviométrico que hasta cayó polvo del Sáhara.

La difusión de la luz hizo que el ambiente se tornara anaranjado sin sombras dando un aspecto que recordaba a Mad Max Fury Road, Blade Runner 2049 o Dune.
Por otro lado, la guerra sigue si cabe más cruel. No hay una salida positiva para nadie y las negociaciones no parece que lleven a ningún sitio que no sea horrible. Esta nota triste no parece terminar pronto.
Ensayo
Terminé «La sociedad del cansancio» de Byung-Chul Han para ahondar más si cabe en la pesadez de la existencia de nuestra sociedad y nuestro consumo individual. Es una lectura densa a pesar de sus cortas páginas y tengo la impresión de que es un libro que no puedo dejar lejos, tengo la sensación que está vivo y debo seguir leyéndolo.

Comencé a leer dos ensayos de la colección de Cuadernos de Anagrama. Calais de Carrère y Los brotes negros de Eloy Fernandez Porta. El primero trata sobre el que fuera el campo de refugiados creado en Calais y el segundo sobre los picos de ansiedad. Si los termino durante el próximo mes comentaré más de ellos.
Literatura
La obra que más ganas tenía y que por fin tuve la suerte de leer y acudir a su presentación ha sido «Las manos tan pequeñas» de Marina Sanmartín. Más allá de la alegría personal he disfrutado mucho de la lectura de esta novela redonda. Trata desde la literatura la mentira, a través de una historia que engancha. Marina en un viaje a Japón, se dio cuenta del espacio que había entre los edificios nipones. Tras preguntar descubrió que era para prevenir daños sísmicos, a partir de ahí su cerebro colocó en uno de estos callejones unas manos diminutas en una bolsa, comenzó a imaginar el crimen en Tokyo. A partir de esta idea nace una novela que trata de mucho más.

Dice Marina que «la realidad es dañina como bombas y la ficción son fuegos artificiales». No es casualidad entonces que Marina sea valenciana y el dominio de esos fuegos artificiales esté presente en esta historia híbrida entre una historia clásica de suspense y preocupaciones de la autora. Preguntas ¿por qué escribimos? o ¿por qué necesitamos que alguien escuche las historias? son los nutrientes que alimentan las páginas del libro. Sobre las personas que somos dependiendo del contexto, de con quién nos encontramos… Las distintas maneras de querer. La historia se engancha al lector desde el principio, la original forma de contar la historia hace que quieras darle la vuelta a la caja que contiene el puzzle para poder sacar tus propias conclusiones. Sin duda será un libro que regalaré y recomendaré mucho este año.
He empezado After Dark de Haruki Murakami. Guardo buen recuerdo de Norwegian wood y «De qué hablo cuando hablo de correr». Tenía ganas de leer algo más, tras el paso por Japón en anterior libro mencionado. Llevo la mitad y me ha recordado mucho a After Hours, quizá de una forma lejana. Me he dado cuenta de lo mucho que me gusta, más allá de vivirlas, las historias que suceden en la noche. Una noche que sales a tomar algo y se complica de maneras que al día siguiente sólo puedes preguntarte ¿Cómo llegué yo a esta o aquella situación? Ojalá algún día escribir el libro que me hubiera gustado leer sobre una noche.
Exposiciones
Me gustó mucho la exposición «La Gran Imaginación. Historias del futuro.» En Espacio Fundación Telefónica, y también la exposición propia en este mismo espacio llamada «Conexiones». La primera explora las ideas que se tenían en el pasado de un futuro ideal, y la segunda trata desde una colección propia de Telefónica el recuerdo y evolución de las conexiones humanas a través del teléfono e internet desde la propia experiencia de la empresa.
Cómics
Este mes he sentido la necesidad de volver a los últimos tomos de El Incal, esa obra maestra que nació de la colaboración entre las perturbadas y geniales mentes de Jodorowsky y Moebius. Al final resultó una enorme suerte que jamás rodaran Dune, por todo lo que vino después.
