Por fin se ha dado carpetazo a la decisión (léase empecinamiento) de traer el busto de nuevo y de visita a nuestra ciudad… Algo que muchos sospechábamos y silenciosamente esperábamos. La sospecha de la no-venida de la Dama se basa en que se veía que la intención, y tal vez motivación, de que era una ilusión, un juego de espejos. Y lo esperábamos en secreto no sólo porque la idea puede que vaya en contra de los propios intereses de la ciudad sino que además así Elche se ahorra el millón de euros que tenía apartado para la preparación de la llegada y alojamiento de la Dama. Ahora sólo queda resolver la pregunta del millón (ba dum tss!) que no es otra que si esa partida se dedicará al patrimonio que SÍ tenemos ya en la ciudad.
Aprovecho esta tribuna para contar un secreto, una fantasía que tengo, que me viene a la mente a cada visita al MAHE al ver la réplica que preside la sala central. Entonces mi mente divaga y se imagina un “Qué hubiera pasado si…”
Hace unos años… Una persona autóctona con una motivación por encima de su ser y pensando en el bien del pueblo hubiera cambiado el busto original y para engaño de todos se hubiera enviado a París una réplica. Los pormenores de la historia también juego a imaginarlos, pero no me caben hoy aquí. El caso es que imagino que aunque se hubieran dado cuenta los franceses del timo, al ser ellos muy franceses no habrían dicho nada, y después al ver la oportunidad de mandarla de vuelta a Madrid, por supuesto habrían aprovechado para deshacerse de la pieza sin decir nada. Al llegar a Madrid, en plenísima dictadura, si alguien se hubiera dado cuenta del engaño habría ocurrido lo mismo: aquí nadie ha visto nada. En mi ficción la original sigue en Elche, en el centro de la sala principal del MAHE (Museo Arqueológico de Historia de Elche, por si queda algún despistado) a la vista de todos los ilicitanos y curiosos que se quieran perder por debajo de la muralla. Paseo por el museo y veo al resto de visitantes mirando impresionados aunque con añoranza un busto que creen falso, sin carga emocional. Sin saber que es el auténtico, el mismo que sacara del bancal el xiquet Manuel Campello en 1897.
Quizá es una práctica que tengo por superar un trauma (posiblemente inexistente) y entonces ya puedo perderme tranquilamente entre el resto de la colección, disfrutar de la puerta de entrada a la antigua elsh, la evolución de los habitantes y la enorme impronta que todavía queda en la ciudad, y así me pierdo en la historia de la ciudad…
A cada visita al MAHE fantaseo con esa idea. Me embriago con mi propio cuento y me quedo mirando el busto un rato y tras esto, unas horas en el resto del museo. A veces pienso que quizá la estrategia del ayuntamiento sea esa, traer a la Dama para hacer que la gente de la ciudad descubra el museo y entienda que NUESTRA HISTORIA ESTÁ AQUÍ. Quizá es que no se les ocurre otra cosa.
Aunque yo, que voy a lo mío, termino la visita acercándome despacio al busto que sé que es el original, al menos en mi cabeza, y le digo al oído sé que eres la auténtica. Esperando que algún día se gire y me conteste se lo digo a todas las personas que vienen, pero es que no son muchas…